Editoriales
Defendamos la cadena de oleaginosas
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Oct 30, 2012, 12:00

Con la reciente eliminación de los aranceles a la importación de aceites –decisión de la Secretaría de Economía-, por demás unilateral y lejos de la consulta o el cálculo de las ventajas y las desventajas que podría ocasionar esta medida en toda la cadena productiva de oleaginosas, se pueden extraer muchas preguntas; pero, como hay que escoger, van tres con fundamento en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable y en el cumplimiento de los acuerdos suscritos por la industria aceitera nacional y las autoridades gubernamentales.

Primera: ¿Por qué la Secretaría de Economía abre de par en par las fronteras a la importación de aceites comestibles, cuando lo que el país necesita es aumentar la producción agrícola y de oleaginosas? En vez de medidas que no benefician a nadie, sería conveniente, consolidar la agricultura y la industria de aceites y mantecas que cumple con el importante papel de suministrar materia prima de calidad a cientos de empresas que dependen de estos insumos, y por si fuera poco, con este fortalecimiento a la producción de alimentos, se lograría disminuir la dependencia a la importación de granos y semillas.

Segunda: ¿Por qué se rompe con el estado de derecho y se elude el diálogo y no se evalúa la importancia económica y social que desempeña la cadena productiva de oleaginosas? Es evidente que con esta actitud y con estas decisiones se frena la dinámica agrícola-industrial y, en consecuencia, se aleja la oportunidad de mantener y crear empleos, pilares necesarios para garantizar alimentos y promover el desarrollo del país.

Tercera: ¿Qué sucede cuando la competencia es desleal y sin igualdad de condiciones? A partir de que México firmó el primer tratado de libre comercio, vigente desde 1994, la industria aceitera nacional apoyó esta iniciativa, porque sería un buen acicate para mejorar y modernizar sus procesos, y por ello, ha luchado cara a cara con los grandes; especialmente con Estados Unidos, por mucho, el país agrícola y de alimentos más importante del mundo. No obstante, cuando México permite la importación de aceites subsidiados, frena el desarrollo de toda la cadena de oleaginosas y con ello, también el libre comercio justo y leal.

Con estas medidas de bloqueo, los buenos y optimistas pronósticos se ven opacados y hay peligro de perder ventajas. No obstante, la esperanza se fundamenta en apelar al buen sentido y la sensatez para llegar a establecer acuerdos con el nuevo gobierno que tendrá que tomar decisiones con los mexicanos y con las naciones del mundo entero para que, en principio, al sumar acciones individuales, México sea el gran beneficiario.



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