Panorama
Reto hidroagrícola de México
Por Mario Alberto Lamas Nolasco, FIRA.
Aug 30, 2012, 12:00

En los últimos 42 años, la población del país se multiplicó 1.4 veces al pasar de 48.2 millones de habitantes en 1970 a 114.1 millones en el 2011. Así, se tiene una tasa de crecimiento anual de 1.6% en los últimos cinco años. Lo anterior significa un reto importante para mantener una tasa de crecimiento superior en la producción y oferta de alimentos.

Para atender ese objetivo, la superficie agrícola, ganadera y forestal disponible suma 112.74 millones de hectáreas y representa 57.5% del territorio continental. De esta superficie, 32.0 millones de hectáreas son de labor, 76.1 millones son agostaderos o están enmontadas y 4.6 millones de hectáreas son bosques o selvas.

De la superficie agrícola, en el 2011 sólo se sembraron 21.95 millones de hectáreas, de las cuales 5.68 millones, es decir, 25.88%, fueron irrigadas. El área restante corresponde a zonas de temporal.

Al respecto es importante considerar que la productividad de las áreas de riego es, en promedio, 3.7 veces mayor que la de temporal. Así, a pesar de una superficie sustancialmente menor, la agricultura de riego genera más de la mitad de la producción agrícola nacional y de las exportaciones del sector.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), anualmente México recibe en promedio 1,489 kilómetros cúbicos de agua en forma de precipitación. Del total, se estima que 73.1% se evapora y regresa a la atmósfera, el restante 22.1% escurre por los ríos o arroyos y se capta en presas o fluye al mar, y el restante 4.8% se infiltra al subsuelo de forma natural y recarga los acuíferos.

Por ello, si se considera el comercio internacional de agua con los países vecinos, anualmente México cuenta con 460.23 kilómetros cúbicos de agua dulce renovable, de los cuales sólo se tienen concesionados para uso consuntivo 80.6 kilómetros cuadrados.

El porcentaje que representa el agua empleada en usos consuntivos respecto del agua renovable es un indicador del grado de presión que se ejerce sobre ese recurso en un país, cuenca o región.

De esta forma, se considera que si el porcentaje es mayor a 40% se ejerce una fuerte presión sobre el recurso.

A nivel nacional, México experimenta un grado de presión de 17.5%, lo cual se considera de nivel moderado. Sin embargo, esto no es homogéneo en todo el territorio.

Los 80.6 kilómetros cúbicos de agua concesionados para uso consuntivo están repartidos como sigue: 59.4 para usos agrícolas, pecuarios y acuacultura; 12.8 para uso público urbano y doméstico; 3.8 para la industria, agroindustria, servicios y comercio, y 4.6 para la generación eléctrica, excluida la hidroelectricidad.

Para la generación hidroeléctrica, que está clasificada como un uso no consuntivo, se tienen concesionados 164.6 kilómetros cúbicos, dejando un remanente de 215.03 sin concesionar de los 460.3 kilometros cúbicos de aguas renovables.

El agua concesionada por Conagua para uso agropecuario es de 59.4 kilómetros cúbicos, es decir 74.7% del total concesionado, de los cuales 67% corresponde a aguas superficiales y 33% a aguas subterráneas.

Cabe destacar que México es uno de los países con mayor infraestructura de riego en el mundo, con sus 6.4 millones de hectáreas irrigadas. Pero a partir de la década de los 70 ha aumentado sustancialmente el número de acuíferos sobreexplotados. Así, en 1975 eran 32 acuíferos, 80 en 1985 y 101 acuíferos sobreexplotados al 31 de diciembre del 2008. Adicionalmente, en el país existen alrededor de 2,200 presas de almacenamiento que abastecen a los distritos y unidades de riego, de las cuales 35% tiene más de 40 años de antigüedad, siendo que su vida útil de diseño es de 50 años y, por lo tanto, requieren mantenimiento mayor y modernización de equipos.

De todo lo anterior, se deduce que en la República Mexicana existen sitios con disponibilidad de agua y vocación agrícola que aún no son plenamente aprovechados, por lo que es necesaria la construcción de la infraestructura que permitiría ampliar la superficie agrícola de riego en 10 millones de hectáreas y de temporal tecnificado en 7,000 hectáreas, principalmente en las entidades de Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Nayarit y Oaxaca.

Ante este escenario, se perfilan dos alternativas para la sociedad en general y para los tomadores de decisiones que den continuidad al Programa Nacional Hídrico: mejorar la productividad del sector agropecuario mediante inversiones en tecnificación y modernización de sistemas de riego, asistencia técnica y mejora de insumos, o se amplíe la superficie agropecuaria de riego mediante inversión en infraestructura hidráulica.



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