Editoriales
Los retos de la cadena de oleaginosas para el 2009
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Feb 28, 2009, 10:00

El año de 2008 fue un año de grandes retos. Las condiciones de clima no fueron las más favorables para los cultivos, pues las lluvias tardías retrasaron a su vez a las siembras, lo que provocó que los cultivos fueran susceptibles a inundaciones y heladas tempranas, que hicieron mermar la producción de oleaginosas del país.

En el plano económico, 2008 fue un año de volatilidad de los precios de las oleaginosas, se caracterizó porque en los meses de julio y agosto tuvieron máximos históricos que posteriormente presentaron una tendencia a la baja, y que terminaron finalmente en diciembre a precios bajos, casi de la mitad que se había alcanzado en julio. Aunado a esto, también a medio año comenzó a gestarse la crisis financiera y económica a nivel mundial, más fuerte que la famosa gran depresión de 1929, que afectó por lo menos, los planes sobre las inversiones pretendidas en el sector y restringió la demanda de los productos, y que es una crisis que durará al menos todo el 2009.

En México se suscitaron en el plano de la regulación de mercados por parte del gobierno, algunos eventos que son dignos de destacar por la relación que guardan con la cadena de oleaginosas.

Por un lado, en el mes de diciembre, la Secretaría de Economía decidió eliminar de manera unilateral los aranceles a la importación de aceites, con el fin de “disminuir” los precios al consumidor. Esta medida sin embargo, amenaza a la cadena de oleaginosas, pues orienta al país a importar aceites terminados de países que subsidian su producción, particularmente de Brasil y Argentina, poniendo en desventaja al país, pues estos países no tuvieron o no se les exigió reciprocidad en la aplicación de la medida.

Por otro lado, la Secretaría de Agricultura anunció nuevos montos de los ingresos objetivos mínimos que se venían operando desde 2003, dichos montos, a pesar de que de manera absoluta se incrementaron, no fue así en términos de los factores de equivalencia con el maíz, pues crecieron más en los granos, que en las oleaginosas, por lo que se sigue con estos instrumentos, alentando la siembra de granos y no se promueve la competencia libre de la tierra por parte de las agroindustrias que compran las cosechas.

Nadie tiene una bola mágica para predecir lo que pasará en 2009, pero sin duda será un año de retos difíciles para la cadena, ante los cambios generados, pero las necesidades continúan, por lo que es necesario continuar trabajando arduamente para lograr las metas del Programa Nacional de Oleaginosas del Comité.

 

 



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