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El Desafío del Agua
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Apr 30, 2006, 10:00

EL DESAFÍO DEL AGUA

 

 

 

Sin agua dulce, no es posible la vida, ni la alimentación, ni el desarrollo sustentable, que incluye la erradicación de la pobreza y el hambre, la salud, y el desarrollo agrícola. El agua y la agricultura son base y sustento para 6 mil millones de seres humanos que habitamos la Tierra y 105 millones de mexicanos.

 

El agua debe ser una de las grandes prioridades de la actividad humana, para garantizar su disponibilidad y saneamiento, fue la conclusión ministerial del IV Foro Mundial del Agua que se llevó a cabo en la Ciudad de México del 16 al 22 de marzo de este año y que nos invita a pensar; pero, si estamos trabajando en el campo por una mejor agricultura, el mensaje nos llega todavía más directo y no podemos eludir nuestra responsabilidad.

 

“La acción local para un desafío global” fue el lema de este importante Foro Mundial, y sin lugar a dudas, una de las acciones locales con repercusión global es el fomento a la siembra de cultivos comerciales de alta productividad que deben cumplir, además, con otras tres condiciones básicas: bajo requerimiento de agua; que satisfagan las necesidades de una buena rotación de cultivos; y que tengan valor agregado o condiciones de comercialización favorables.

 

Los expertos señalan que más de la mitad de las tierras cultivables del mundo están clasificadas como áridas, o al menos, sensibles a la sequía, mientras la cantidad de agua disponible de mantos acuíferos y cantidad de lluvia se ha reducido debido al calentamiento global, sobreexplotación y contaminación. Situación que también comparten muchas de las comunidades agrícolas y de zonas áridas y semi-áridas de México, lo cual significa que cada vez será mayor nuestra dependencia de especies o variedades tolerantes a la sequía y a la salinidad de suelos y aguas.

 

Los estudios de resistencia o tolerancia a la sequía se han enfocado principalmente hacia los cereales y algunas leguminosas; ya que, el trigo, el maíz y el arroz son fundamentales en la dieta humana, y porque algunas fuentes de calorías se obtienen de aceites vegetales fabricados con semillas oleaginosas.

 

El cártamo, la canola y la soya tienen la ventaja adicional, de que en forma natural se caracterizan por presentar resistencia al déficit hídrico e incluso salino y se adaptan muy bien en terrenos áridos y con problemas de suministro de agua. Aunque, como es lógico, es necesario evaluar cada uno de los ecosistemas. Algunas de estas oleaginosas, por ejemplo, el cártamo, se puede sembrar en la época seca; es decir, después de haber cosechado el maíz y cuando ya ha terminado la estación de lluvia, aprovechando la humedad residual.

 

La introducción y desarrollo de nuevos cultivos que se adapten a las condiciones ecológicas, económicas y nutricionales de la población de cada región, es muy importante para que todos los agricultores podamos seguir conviviendo productivamente con la tierra, y en lo posible conservar  y sanear los mantos acuíferos y reducir el avance del desierto.

 

Además, los cultivos de cártamo, soya y canola nos permite contar con garantías de comercialización, ya que México es importador de oleaginosas, y es necesario tener suficiente materia prima para elaborar aceites y cientos de productos alimenticios y no-alimenticios, como es la fabricación de biodiésel con base en aceites vegetales. 

 



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